La doble derrota de Austria en 1866 supuso el fin del sueño de la Gran Alemania y la pérdida de sus últimas posesiones en Italia: desde entonces, la monarquía de los Habsburgo proyectó sus ambiciones hacia los Balcanes, donde rivalizarían con Rusia por el reparto de los restos el Imperio otomano en Europa.
La crisis interna se resolvió a través del Compromiso de 1867: el Imperio pasó a llamarse austro-húngaro, y se convirtió en una monarquía dual, unida por la persona del monarca, a la vez emerador de Austria y rey de Hungría. Pero, aunque detentaban el poder político, tanto austríacos como húmgaros eran minoría dentro del Imperio.
La mayor amenaza para la subsistencia del Imperio provenía de los nacionalismos separatistas de eslavos y otros grupos étnicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario