La revolución o el levantamiento de los bóxers fue un movimiento contra la influencia comercial, política, religiosa o tecnológica que otros países o culturas extranjeras difundían por China.
Comenzó en noviembre de 1899 y terminó el 7 de septiembre de 1901.
Para agosto de 1900, ya habían muerto unos 230 extranjeros, miles de chinos cristianos y un gran número de personas en desacuerdo con los boxers, que oscilaba entre los 50.000 y los 100.000.
Los bóxers formaban una sociedad secreta con connotaciones políticas. Como afición practicaban las artes marciales. Su objetivo era expulsar de China a los extranjeros.
En 1900, estalló la rebelión en Pekín, donde la acción militar de las diferentes potencias consiguió atajar la revolución (Reino Unido, Francia, Japón, Rusia, Alemania y Estados Unidos).
El káiser alemán Guillermo II dijo:"ningún chino se atreverá a mirar con desdén a un alemán jamás".
Tras la victoria de las potencias frente a los bóxers, China fue condenada a pagar una indemnización de 333 millones de dólares. La indemnización consumía la mitad del producto nacional de China.
Los simpatizantes de los bóxers que ocupaban altos cargos fueron ejecutados o presionados de tal manera que los empujaban al suicidio.
Tanto el alto coste de la indemnización como el hecho de que la emperatriz Ci Xi, representante de la Corona China, encubriera y alentara a los bóxers supuso la caída en 1911 de la caída de la dinastía Manchú y dio pie a la república china.
Con al república, China fue capaz de resistir bien a la voracidad de occidentales y Japones, que iniciaron la Primera Guerra Mundial.
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